viernes, julio 25, 2008

Salitre

El único reproche posible a mi fiel cuaderno pasta dura, es que sus blancas hojas huelen a salitre.
Odio el olor a salitre, porque huele a mar y a consultorio; lugares profundamente abominados por la autora, excepto, claro, en cuadros y películas.
En profunda conspiración con las malditas "coincidencias" del universo, el olorcillo salino también tiene un propósito impuesto por manos (o no-manos) desconocidas.
Hacer miserable al aprendiz de artista tiene como consecuencia unas considerables mejores en su obra.

2 comentarios:

Kenneth Moreno May dijo...

a mi me gusta el mar

N.N. dijo...

Querido, a mí solía gustarme mucho...
He tenido inconvenientes con las olas y la arena y ahora prefiero admirar su terrible belleza desde la lejanía de un valle.

Me acuerdo de cuando Miguelito le dijo a Mafalda que imaginara que el mar era una gran extensión de sopa.
Es algo de ese estilo. ^^