Úpir

Es sólo un fragmento muy viejo y no sé en que estaba pensando cuando lo hice (Nunca sé en que pienso cuando escribo estas cosas), claro, ya que es una de mis cosillas animosas que no deseo publicar completas, pero aquí está para quien desee leer.

[...]
Ella, el "ángel", o mejor el engendro, observaba desde los escombros. No decía nada, no hacía ningún ruido y sus alas negras estaban recogidas. Parecía sólo una mujer muy extraña en un lugar muy inhóspito. Parecía, porque ella no era una mujer en todo el sentido de la palabra. No era uno de los hijos de Eva, y en eso pensaba, en su destino marcado desde los tiempos antiguos.
"Dios no cuida a sus hijastros engendros. Son una plaga antigua, los hijos de Lilith y Semyazza, los hijos de las mujeres renegadas y los Grigori. Son los vástagos de los caídos, aquellos que no caben en la ley de Dios ni en la del Diablo.
Oh, como quisiera Dios aplastarlos con su Sagrada Mano, arrasarlos del mundo que no hizo para ellos. Pero no puede, Él no es su creador. Así que los hijos de los Grigori seguirán viviendo en las sombras, bebiendo de las esencias de los humanos sin ser castigados, existiendo en la vida acsi eterna que Dios dice entre mentiras, será sólo para sus borregos obedientes. Dios, que no aprende nada desde hace 13800 millones de años, ignora que los Nephillim o hijos de los Grigori son débiles, que no soportan luz y odian la plata, y que pueden ser severamente heridos por estos elementos. Dios no sabe que pueden morir, ni que sus almas permanecen en la tierra como el aire que se respira.
Dios también ignora su belleza aumentada por la sabiduría de siglos, su fuerza y su enorme habilidad. Pero ellos no se parecen a Él.
Triste es también el destino de estos seres, matando sin morir, odiando o amando criaturas cuyas vidas pueden ser para ellos apenas un soplo en el tiempo. Viviendo en la oscuridad como una horrible plaga asesina y desconocida.
Una plaga."
La alada criatura femenina, volviendo de sus pensamientos, reflexionó acerca de que era la primera vez que la confundían con un ángel. Con una criatura celestial, que es lo que ella suponía que eran; y no con un monstruo.
Tampoco había visto un ángel nunca.
Sabía descender de alguno.
Pero qué importaba.
Dios odiaba a sus hijastros engendros.... no valdría la pena buscar un pasado de luz.
Nunca.

Better while listening to: The Fallen Angel - Iron Maiden