martes, noviembre 11, 2008

Like a river

Empiezo diciendo que escribo que escribo, que sueño que escribo cosas que vuelan, que encantan a la gente, que escurren veneno y ambrosía por ambos lados de la boca de grafito. Sólo sueño y ni sé qué tan bien sueño. Hay magos en el arte de soñar, yo no soy una de ellos.
¿Qué soy yo? Me tortura la pregunta, como a todos. Una niña, una niña sólo puede escribir banalidades, cartas cursis de amor, yo qué sé. Yo no sé nada, cuál es mi nombre, todos tienen uno, lo dice la constitución. A mí qué me importa la puta constitución de este desgraciado país, para qué nos ha servido. ¿Quiénes somos nosotros? Somos tú y yo, amor mío, no pertenecemos, nada es nuestro, abandonados, desposeídos.. Acabemos con todos, rosticémoslos a todos. Tráeme bombas, lanzallamas, napalm; ojalá nos matara el sol, acabemos con la magnetosfera, mandémoslo todo a la mierda.
Puras groserías, basura deletreada, basura que escurre por ambos lados de la boca de carne. Basura, suciedad, pecados capitales, infierno en las puntas de los dedos, algo de olor, algo de color le añaden a la vida.
El blanco es limpio, el blanco no es basura, el blanco duele, el blanco corta aquí adentro.
Blanco.
Blanco puro, blanco impoluto, blanco inmaculado, blanco religioso, blanco hueso, blanco ballena, blanco ceguera, blanco pastilla, blanco muerte, blanco muro, blanco suelo, blanco ser.
Blanco yo.
Todos pintan sus casas de blanco. Son frías. Heladas. Gélidas. Glaciales. Paso el tiempo buscando palabras que designen al frío. Y la muerte. El frío de la muerte, el frío de la nada, como decía el desdichado y triste José Asuncioncito.
José Asuncioncito está muerto.
A finales del siglo XIX las cosas no eran tan frías. Me hace preguntarme como no se mata más gente ahora.
Tal vez sí se maten.
A quién le importan las estadísticas, el Dane es escoria.
Me importan las vidrieras, la casa se llena de ellas(¿Qué condenado bastardo tuvo la idea de llenar una casa de vidrieras?).
Me topo, me estrello, se rompe, me rompo, nos cortamos.
¿Por qué no la vi? Es el blanco ceguera.
Me sangra la frente, los pómulos, las muñecas.
Los muslos, los brazos, los labios.
El pecho, y toda la sangre guardada durante largas lunas sale disparada como un misil.
No como un misil, como otra cosa, como el torrente de...
Un río. Como un río.
Quiero ser un río, quiero que peces naden en mí, swoosh swoosh, quiero fluir, no pensar.
Quiero escribir como un río.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

depués de esto necesito un baño

N.N. dijo...

Buen punto.
A veces pienso que tengo demasiado tiempo libre.