martes, abril 22, 2008

Oldies...

Cositas rescatadas del cajón... y de cuando el teclado no tenía tildes.

I: Inmortales Otro día mas en una vida vacía, en un mundo sin sentido, en un lugar donde podría sentirme en silencio total entre los ruidos más estruendosos. Todos aparentan que algún día tuvieron, tienen o tendrán un final feliz. Es mentira, una mentira antigua y frágil, pero duradera. Y saben que lo es. Pero guardan un anhelo, un anhelo secreto, pero común a todos. Ser
inmortales. Dicen que ese no es su deseo, pero engañarse es algo trivial. El final de toda historia verídica es la muerte. Pero ellos, ellos la odian, no quieren saber que no lo cumplieron todo en sus miserables vidas. Y luego se van, al final que tanto odiaban, para pesar de unos cuantos y la felicidad de otros muchos. Dejan el papel de aquella tragicomedia en la que todos estamos obligados a participar. Actores que se desvanecen bajo la sombra del telón.
II: Hipotermia Estás casi inconsciente, sobre la hierba. Estás solo, completamente solo. Hace un frío gélido, que te penetra el alma y escuchas como te arrulla desde lejos el añorado frío de la muerte.Nunca te habías sentido tan a gusto. Deseas acudir a su llamado, pero no puedes levantarte. Tal vez sean las luciérnagas que caminan sobre tu cuerpo, robándote el aliento. Tampoco puedes ahuyentarlas. No falta mucho para que seas mas fuerte que las mismas luciérnagas. Los recuerdos, tus fantasmas del sufrimiento, vuelan sin cesar, sin destino, sin distinguirte del pálidogris de la hierba. Te burlas de ellos, sintiéndote libre. Miras el manto estrellado de la noche y deseas volar hacia las estrellas, perderte entre ellas, encontrar a quienes se fueron hace ya tanto tiempo. El viento sopla del norte, mientras escuchas el llamado de tu destino. Hojas de eucalipto caen sobre tu rostro, pero tu no las sientes. Gotas de rocío adornan tu palidez. Ahora sabes que ha llegado el momento de despedirte. El frío te está abrazando. Cierras los ojos y le susurras a la noche: Adiós.



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