Veía cosas, aunque en realidad no estaba viendo nada. En su cabeza danzaban cosas que podían o no ser reales, que podían o no haber pasado. Se estaba despertando. Veía su entorno como una niebla pálida que se deslizaba con destellos de otras cosas, de sueños. La mitad de su cabeza aun divagaba en el mundo de Morfeo. La otra mitad de la cabeza estaba empezando a dolerle. En un principio el dolor era una cosa lejana, otra de las emociones que destellaban en la niebla blanca. Pero luego se hizo apremiante, se hizo muy apremiante. La cabeza se le hinchaba como un globo, le iba a estallar. Abrió los ojos lentamente y gruñó, esperando ver la pared de su cuarto o las cortinas de cuadritos. No vio nada de eso, pero se encontró con una pared de azulejos blancos iluminados por una de esas grandes lámparas halógenas blancas de gran potencia. Eso explicaba la niebla, pero... Donde mierda se había despertado?
Reparó en que tenía el culo frio y entumecido, y el cuello adolorido. Había dormido sentada en la esquina de un... baño público? Soltó un grito involuntario y trato de ponerse de pie. Resbaló cayendo de nalgas, empeorando la situación de tal parte del cuerpo. Gritó de nuevo, esta vez intencionalmente, y nadie respondió.
Se puso de pie con cuidado y miró con más cuidado el sitio. No cabía duda de que era un baño público para mujeres. No era especialmente limpio o reluciente, pero tampoco estaba mal. Le pasaron bastantes cosas por la cabeza. Le habrían sacado un riñón para venderlo en el mercado negro? Le habrían dado escopolamina para violarla?
Caminó hasta el espejo y se contempló. Se veía ojerosa y pálida, pero no se vio ninguna marca o golpe evidente. Se alzó la camisa para comprobarlo. Al menos podía descartar la extracción de órganos. Tenía puesta la ropa de lo último que recordaba.
Qué era lo último que recordaba?
Tenía recuerdos un poco difusos de caminar en un parque, y de que había ardillas. Amigos la rodeaban. Tomaban algo, seguro un refresco. Una tapa caía al piso, giraba antes de detenerse. Una mancha negra... en el cielo? De ahí en adelante todo era un espacio indefinido, un hueco en la memoria.
Recordaba el calor, su ropa. Recordaba la modorra de ese día al despertarse.
Qué día era? Era de noche o de día? Podía salir de ese sitio?
Se acercó a la puerta. Grande, madera pintada de gris. Corrió la manija varias veces, la empujó, le asestó varias patadas. Estaba cerrada. Bueno, no podía ser así de fácil. Decidió gritar a ver si alguien podía oírla. Lo hizo, y luego se dio cuenta de que tal vez también podría estar llamando a quien fuera que la había metido ahí.
Regresó a ver si encontraba algún ducto de ventilación o algo útil. Decidió revisar los compartimientos. Uno, vacio. Dos, sin vaciar pero vacío. Tres... Estaba cerrado. Se agachó para ver por debajo y no vio nada agradable. Un charco espeso y maloliente de sangre manchaba el piso. Como era que no se había dado cuenta antes? Entró al compartimiento dos, trepó sobre el retrete y trató de ver mejor. Había un cadáver. Una mujer con un tiro en la sien, el revolver aún estaba en el piso, a pocos centímetros de su mano . Había pedazos de...sangre, cráneo y otras cosas repartidas por todo el compartimiento. La mujer tenía un gesto horrible. Le entraron ganas de vomitar. Bajó, pero se quedó cerca del retrete por si acaso.
Qué demonios sucedía allí?
Se puso el rostro entre las manos. Quiso llorar. Llamar a alguien, ser rescatada. La cabeza la palpitaba. Gritó con furia, y se levantó. Caminó de un lado a otro, sin saber qué hacer. Parecía una broma de muy mal gusto. Una película de serie B, con un guión malo. O escapaba, o se convertía en otro fiambre sangriento descomponiéndose en un sitio donde nadie conocería su destino.
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